Comenzamos un
nuevo curso de Didáctica de la Educación Infantil en el IES Llanes. Los
comienzos siempre son ilusionantes, motivadores, genuinos porque en ellos es
fácil descubrir las motivaciones y las esperanzas de la persona, su vocación
más profunda.
El deseo de
trabajar con niños y niñas ha sido una constante en la vida de muchas de
vosotras. No en vano, siempre se ha considerado la educación como una auténtica
vocación. Ahora, por fin, tenéis la oportunidad de tener dos años para poder
prepararos, para poder conocer en profundidad la infancia.
Procurad vivir estos cursos con esta misma ilusión y con estas mismas ganas que tenéis ahora. Evidentemente, como en cualquier experiencia de la vida, vendrán momentos duros, de agobio... serán momentos en los que tengas que volver a beber en la fuente de los comienzos... en la fuente del deseo.
Siempre me gustó este poema de Gabriel Celaya. Creo que describe muy bien la tarea del educador. Espero que os guste también.
Educar es lo mismo
que ponerle motor a una barca.
Hay que medir, pesar, equilibrar...
Y poner todo en marcha.
Pero para eso
uno tienen que llevar en el alma
un poco de marino,
un poco de pirata,
un poco de poeta,
y un kilo y medio de paciencia concentrada.
Pero es consolador soñar,
mientras uno trabaja,
que ese barco –ese niño- irá
muy lejos por el agua.
Soñar que ese navío
llevará nuestra carga de palabras
hacia puertos distantes,
hasta islas lejanas.
Soñar que cuando un día
esté durmiendo nuestra propia barca,
en barcos nuevos
seguirá nuestra bandera enarbolada.
Gabriel Celaya
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